El abuso sexual infantil
Objetivo:
Comparar el desempeño en función de la validez y confiabilidad de dos
medidas, una cognitiva y la otra conductual, para evaluar los programas de
prevención del abuso en niñas y niños entre 4 y 6 años de edad.
Preguntas de investigación:
¿Cuál de las dos medidas para evaluar los programas de prevención de
abuso infantil tendrá mayor validez y confiabilidad, la cognitiva o la
conductual?
Justificación:
Los estudios de Putman (2003) señalan que entre 12 y 35% de las mujeres
y entre 4 y 9% de los hombres han sufrido algún tipo de abuso sexual durante su
infancia. Las consecuencias derivadas del abuso sexual infantil (ASI) se pueden
clasificar en trastornos físicos y psicológicos. Diversos estudios han
encontrado gran variedad de consecuencias a cortos y largos plazos, pero la
mayoría se inscribe en lo psicológico.
Como respuesta a la inquietud social de proteger a quienes son más
vulnerables ya ante la evidencia de que el abuso sexual a menores no es un
hecho aislado ni localizado, en el que se debe considerar los daños que genera,
han surgido los programas de prevención del abuso sexual infantil (PPASI). En
general estos tienen el objetivo de desarrollar en las niñas y los niños los
conocimientos y habilidades para cuidar a sí mismas o a sí mismos, de manera
asertiva y efectiva, al valorar las acciones de otros, rechazar los contactos
que les resulte incomodos o abusivos y, frente a estos, buscar ayuda mediante
la denuncia ante adultos confiables. A la par de los programas preventivos,
surge la necesidad de sistemas que permitan evaluar su eficacia, de manera
valida y confiable. Igualmente, que midan sus alcances, consecuencias y, en su
caso, sus posibles efectos colaterales.
Viabilidad de la
investigación:
El estudio resulta viable, ya que se detectaron instrucciones
interesadas en instrumentar programas de prevención del abuso sexual infantil;
además, cualquier esfuerzo educativo que no se evalúe, no completa su ciclo.
Desde luego, es necesario obtener la anuencia de autoridades escolares, padres
de familia o tutores, así como de los niños y las niñas. En primer término, la
investigación requería de implantar los programas para después medir su
impacto.
Consecuencias de la
investigación.
Cualquier acción tendente a proteger a los niños y las niñas de
cualquier parte del mundo debe de ser recibida, más aún cuando se trata de un
asunto que puede tener severas consecuencias en su vida. Por supuesto, el
estudio debe ser conducido por expertos en el tema habituados a tratar con infantes
y poseedores de una enorme sensibilidad. Durante el desarrollo de la
investigación se consultará sobre cada paso a seguir a los maestros y las
maestras de los niños y las niñas, a sus padres o tutores y los directores de
las escuelas. Las personas que instrumenten los programas serán evaluadas de
forma permanente y deben cubrir diversos requisitos, entre ellos ser madres o
padres de familia con hijos en edades similares a los participantes de la
muestra. Es una investigación que permitirá que los niños se encuentren
mentalmente preparados y entrenados para rechazar o evitar el abuso sexual.
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